Protocolo de Montreal

El Protocolo de Montreal que abarca las Sustancias que Agotan la Capa de Ozono es un tratado internacional adoptado el 16 de septiembre de 1987 en Montreal, Canadá, con el objetivo de proteger la capa de ozono mediante la reducción progresiva de la producción y consumo de sustancias que la deterioran, conocidas como SAO (sustancias agotadoras del ozono). Entre ellas destacan los clorofluorocarbonos (CFCs), halones, tetracloruro de carbono y metilcloroformo.

El acuerdo entró en vigor en 1989 y es considerado uno de los tratados ambientales más exitosos del mundo, ya que ha alcanzado la ratificación universal de los 198 Estados miembros de la ONU, un logro sin precedentes en la diplomacia internacional.

Principales logros y mecanismos

  1. Reducción de SAO: Gracias al Protocolo, se ha eliminado más del 98% de la producción y consumo mundial de sustancias que agotan la capa de ozono.
  2. Enmiendas y ajustes: El tratado ha sido fortalecido con varias enmiendas, como la de Londres (1990), Copenhague (1992), Montreal (1997) y Beijing (1999), que incorporaron nuevas sustancias y fijaron plazos más estrictos.
  3. Protocolo de Kigali (2016): Introdujo la reducción progresiva de los hidrofluorocarbonos (HFCs), que no dañan la capa de ozono, pero son potentes gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático.
  4. Mecanismos financieros y técnicos: Se creó el Fondo Multilateral (1991), destinado a apoyar a los países en desarrollo en la transición hacia tecnologías y productos alternativos más seguros.

El Protocolo de Montreal no solo ha permitido la recuperación gradual de la capa de ozono, con proyecciones de retorno a los niveles de 1980 para mediados de este siglo (2060 en zonas polares), sino que también ha contribuido significativamente a la mitigación del cambio climático. Al eliminar los CFCs y otras SAO, que además de dañar la capa de ozono son gases de efecto invernadero muy potentes, se ha evitado un calentamiento adicional estimado en más de 0.5 °C para finales del siglo XXI.

Asimismo, la cooperación internacional impulsada por este protocolo ha generado transferencia tecnológica, fortalecimiento de capacidades nacionales y un ejemplo de cómo la comunidad global puede actuar unida frente a una amenaza ambiental.

El Protocolo de Montreal es considerado un modelo de éxito en gobernanza ambiental global, ya que demuestra que la acción conjunta, basada en la ciencia y respaldada por compromisos financieros, puede revertir daños ambientales críticos. Su importancia va más allá de la protección de la capa de ozono, convirtiéndose en un pilar de referencia para las políticas internacionales contra el cambio climático y la sostenibilidad global. Este ejemplo demuestra que la colaboración internacional puede funcionar, debemos aplicar estos logros a las políticas internacionales ambientales actuales.

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Fuente: https://www.unep.org/ozonaction/

https://ozone.unep.org

https://www.epa.gov/ozone-layer-protection

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