Durante años, la responsabilidad social empresarial (RSE) se asoció principalmente con la filantropía: donaciones, apoyo a comunidades o campañas solidarias que reflejaban buena voluntad corporativa. Sin embargo, este enfoque, aunque valioso, solía ser periférico al negocio principal. Hoy, las empresas más innovadoras entienden que la sostenibilidad no solo es una obligación ética, sino también una oportunidad estratégica.
Surge así el concepto de valor compartido, un modelo que integra la generación de valor económico con el impacto social y ambiental.
Este blog explica cómo ha evolucionado la RSE, qué significa realmente el valor compartido y cómo las organizaciones pueden implementarlo para lograr una sostenibilidad rentable.

¿Qué es la responsabilidad social empresarial tradicional?
La RSE tradicional se basaba en acciones voluntarias enfocadas en la filantropía o la ayuda social, como patrocinar eventos comunitarios, donar recursos o impulsar programas de bienestar. Aunque positivas, estas iniciativas solían estar desconectadas de la estrategia central de la empresa.
Las limitaciones eran evidentes:
- El impacto era difícil de medir.
- No siempre se integraban con los objetivos corporativos.
- Su continuidad dependía de presupuestos variables o del liderazgo momentáneo.
Ejemplos comunes incluyen colectas, becas o programas de reforestación sin seguimiento empresarial. Aunque estas acciones construyen buena imagen, pocas contribuyen al crecimiento sostenible del negocio.
En este contexto surge una nueva visión: la del valor compartido, que busca que la sostenibilidad se convierta en motor de innovación y crecimiento.
¿Qué significa el “valor compartido” en sostenibilidad corporativa?
El concepto de valor compartido fue desarrollado por Michael Porter y Mark Kramer en 2011. Se refiere a la capacidad de las empresas para crear valor económico generando, al mismo tiempo, valor social y ambiental.
A diferencia de la filantropía, el valor compartido no se trata de donar, sino de rediseñar modelos de negocio para que la rentabilidad y el impacto positivo vayan de la mano.
Por ejemplo, una empresa que optimiza su cadena de suministro para reducir emisiones no solo disminuye su huella ambiental, sino también sus costos operativos.
Ejemplos de valor compartido en acción
- Rediseño de productos sostenibles: empresas que crean envases biodegradables o líneas ecológicas que conquistan nuevos mercados.
- Fortalecimiento de proveedores locales: al impulsar a comunidades productoras, se mejora la calidad de los insumos y se generan economías locales sólidas.
- Innovaciones verdes: tecnologías que reducen el consumo energético y elevan la competitividad.
En México, muchas compañías comienzan a integrar esta visión mediante sistemas de gestión ambiental y reportes de sostenibilidad, herramientas que puedes conocer en CSR Consulting.
Diferencias clave entre filantropía y valor compartido
Aspecto | Filantropía | Valor compartido |
| Donar o apoyar causas sociales. | Generar impacto social y rentabilidad simultáneamente. |
Relación con el negocio | Externa, separada del modelo operativo. | Integrada a la estrategia corporativa. |
Medición de resultados | Subjetiva o cualitativa. | Basada en KPIs y resultados de sostenibilidad. |
Duración | Temporal o dependiente de presupuestos. | Sostenible y de largo plazo. |
El valor compartido no reemplaza la filantropía, sino que la trasciende: la convierte en un eje estratégico del negocio.
Cómo adoptar un modelo de responsabilidad social basado en valor compartido
Adoptar este modelo requiere planificación y compromiso transversal. Te compartimos los pasos esenciales para lograrlo:
1. Diagnóstico de impacto y riesgos ESG
Evalúa los impactos ambientales, sociales y de gobernanza de la organización. Esto permite identificar oportunidades de mejora.
2. Integrar la sostenibilidad en la estrategia
La sostenibilidad debe formar parte del propósito y la cultura empresarial, no ser un área aislada.
3. Medir resultados
Implementa indicadores clave (KPI) y reportes estandarizados como el GRI o los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
4. Comunicar acciones con transparencia
Publica los resultados y avances para generar confianza entre grupos de interés.

Beneficios del valor compartido para las empresas
El cambio hacia un modelo de valor compartido ofrece ventajas tangibles y estratégicas:
- Reputación fortalecida: mejora la percepción de marca ante consumidores y comunidades.
- Atracción de inversión y talento: los inversionistas priorizan empresas con propósito claro.
- Optimización operativa: al reducir desperdicios y consumo energético se disminuyen costos.
- Cumplimiento ESG: facilita el alineamiento con regulaciones y estándares internacionales.
Por ejemplo, un estudio de Harvard Business Review señala que las empresas que integran valor compartido logran un aumento promedio del 30% en innovación y eficiencia interna.
Además, las organizaciones que trabajan bajo este enfoque logran un equilibrio entre crecimiento económico y sostenibilidad ambiental, asegurando su permanencia en mercados más exigentes.
El futuro de la RSE: del impacto social al propósito corporativo
La evolución hacia el valor compartido redefine el papel de las empresas en la sociedad. Hoy, la tendencia apunta a un modelo en el que el propósito corporativo guía todas las decisiones estratégicas.
Para 2025, la sostenibilidad será el centro de los modelos de negocio:
- Las empresas con propósito inspiran mayor lealtad en sus clientes.
- La innovación social se convierte en motor de competitividad.
- La diversidad, la inclusión y la gobernanza ética serán ejes inseparables de la gestión corporativa.
En este contexto, la filantropía tradicional deja paso a un enfoque integral donde las compañías no solo “dan”, sino que transforman positivamente su entorno.

La RSE moderna ya no se mide solo por la cantidad de donaciones, sino por la capacidad de crear valor compartido. Este modelo une la rentabilidad con el bienestar social y ambiental, fortaleciendo el propósito corporativo.
Las empresas que lo adoptan no solo mejoran su reputación, sino que aseguran su sostenibilidad a largo plazo. La evolución de la filantropía al valor compartido marca un cambio decisivo hacia un futuro más ético, innovador y rentable.
