El impacto de “El Niño” van mucho más allá de la escasez de Agua

En los últimos meses el patrón climático el Niño, ha provocado preocupación en varios países por sus efectos notorios en el ámbito de la falta de agua, la deficiencia de lluvias aumenta la sequía y países como Zimbabwe se han declarado en crisis por esta razón. En Latinoamérica el gobierno de la ciudad de Bogotá, Colombia, anunció el racionamiento del agua debido a que los niveles de los embalses cayeron a mínimos críticos, esto provocó que se restringiera el uso del agua para aproximadamente 10 millones de personas.

El Niño ocurre en periodos de entre cada dos a siete años, generalmente dura entre nueve y 12 meses. Disminuye los vientos que aumentan la temperatura del agua en el Océano Pacífico, esto provoca una variedad de efectos climáticos y meteorológicos en América, el sur de África y el sudeste asiático.

A pesar de ser la sequía y sus consecuencias el efecto más comúnmente conocido acerca del niño este ha generado cambios graves en más de un aspecto negativo hacia diferentes áreas del mundo.

Colombia:

El Niño afecta a Colombia debido a que amenaza la producción energética en el país, el país depende de la energía hidroeléctrica aproximadamente un 75% del total de su generación de energía, es esto lo que convierte al sector energético de Colombia en un área especialmente vulnerable a la sequía.

Durante El Niño del 2015-2016, Colombia experimentó una disminución del 40 % en las precipitaciones, lo que hizo que se pusiera a prueba la red eléctrica e incrementó los costos de la electricidad, al tiempo que aumentó el riesgo de apagones. En 1992, una sequía sin precedentes afectó al país y los efectos de El Niño provocaron una grave crisis energética,  el gobierno implementó un racionamiento eléctrico de hasta 9 horas al día en Bogotá y 18 horas al día en la Provincia de San Andrés durante casi un año entero, cambiando los horarios para mejorar el aprovechamiento energético. 

Indonesia:

Los expertos advirtieron sobre condiciones de sequía en varias regiones de Indonesia. Se demostró que esas predicciones eran en gran medida correctas. Los altos precios de los cultivos se dieron debido a la sequía. El número de incendios forestales en 2023 se multiplicaron por cinco en comparación con el 2022. La producción de café en Indonesia se vió afectada con una disminución de un 20% y el precio del arroz subió en un 25% por encima de los niveles recomendados por el gobierno, esto debido a que los agricultores evitaron sembrar la tercera cosecha de arroz en octubre/noviembre de 2023 ya que de ser así, las cosechas no se habrían logrado por la falta de agua.

Indonesia al igual que otros países experimentó un intenso El Niño en 2015-2016, esto provocó graves incendios forestales. Estas mismas condiciones provocaron pérdidas de cosechas y aumentos de precios en los productos provenientes del campo, lo que obligó al gobierno de Indonesia a depender de las importaciones de alimentos.

Sudáfrica:

En los meses previos a El Niño de 2023/2024, los expertos predijeron una sequía severa. Hasta ahora El Niño del período actual parece haber pasado sin impactos drásticos en el suministro de agua en la región, el último El Niño en el año 2018 demostró que puede ser muy  perturbador este patrón climático.

Hace seis años, Ciudad del Cabo enfrentó un “Día Cero”, en el que la ciudad estuvo en un punto muy peligroso, cerca de quedarse sin agua potable. Esto fue provocado por un déficit de precipitaciones en la región durante tres años, esto vinculado al efecto de El Niño en los patrones climáticos del océano. Las personas que habitan en Ciudad del Cabo se vieron limitadas a 50 litros de agua por día en el peor momento de la crisis. Las tarifas aumentaron por el uso del agua y los mayores usuarios se enfrentaron a multas y sanciones.

Los impactos fueron mucho más allá del agua, las perturbaciones económicas se extendieron más allá de Ciudad del Cabo. Se estima que los años de sequía que precedieron al potencial Día Cero le costaron a la economía regional del Cabo Occidental  R15 mil millones (aproximadamente $780 millones), aproximadamente el 3,4% del PIB de las provincias y el 0,3% del PIB nacional. En el sector agrícola se presentaron daños estimados en 400 millones de dólares y se perdieron decenas de miles de puestos de trabajo. En el sector turístico de Ciudad del Cabo también se presentaron afectaciones, ya que en 2018 se registró una caída nunca antes vista del 12,6% en los arribos de turistas en abril, con caídas menores a lo largo del año. 

La construcción de la resiliencia ante El Niño y el Cambio Climático

Históricamente la recurrencia de El Niño ha sido documentada, se espera que debido al cambio climático sus impactos aumenten y provoque condiciones cada vez más difíciles de sobrellevar. 

Si bien países como Colombia, Indonesia y Sudáfrica han logrado superar las amenazas de El Niño en los últimos años mediante medidas de respuesta a la crisis, es crucial la planificación previa a largo plazo y realizar intervenciones sistémicas para aumentar la resiliencia a largo plazo. Los líderes y las personas encargadas de tomar decisiones necesitarán aumentar estrategias para la adaptación y la mitigació tanto contra El Niño como contra el cambio climático. 

Sudáfrica puede maximizar sus esfuerzos en el ámbito de la conservación del agua, así como generar fuentes adicionales de agua mediante técnicas de tratamiento de aguas como la desalinización o la reutilización del agua. 

Colombia puede generar más fuentes de energías renovables que sean diferentes a la hidroeléctrica, esto para reducir su dependencia de este tipo de energía. Se han realizado investigaciones en las cuales se llegó a la conclusión de que existe un gran potencial para que el país en una mayor generación de energía eólica (30GW) y solar (32GW).

En el caso de Indonesia, es de vital importancia que el gobierno cree mayores estrategias que sólo enfocarse en cambiar las prácticas de agricultura y las actividades de extinción de incendios. Es básico que el gobierno comience a preocuparse por la preservación de humedales y el adecuado estado de las tuberías del país. Además de conservar las fuentes de alimento nativas con el fin de reducir la sobreexplotación de las tierras agrícolas.

Un punto importante a destacar son las soluciones basadas en la naturaleza, el reforzar sistemas hídricos y boscosos se puede minimizar gran parte del impacto que los patrones climáticos traen consigo. Las actividades de conservación y concientización son otro aliado importante ante el cambio climático, reduciendo los incendios forestales y apoyando al adecuado manejo de recursos para la producción de alimentos.

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Fuentes:

https://www.wri.org/insights/impacts-el-nino-beyond-water

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