El reciclaje y la economía circular se han convertido en pilares fundamentales en la búsqueda de un desarrollo sostenible. Desde una perspectiva ambiental, estas prácticas no solo ayudan a reducir la cantidad de residuos que terminan en vertederos, sino que también disminuyen la demanda de recursos naturales, promueven la eficiencia energética y mitigan los efectos del cambio climático (1).

El reciclaje: Un paso esencial hacia la sostenibilidad
El reciclaje es el proceso mediante el cual los materiales desechados se recolectan, procesan y transforman en nuevos productos. Este ciclo reduce la cantidad de residuos sólidos y permite la conservación de recursos naturales valiosos. Por ejemplo, el reciclaje de papel reduce la necesidad de talar árboles, mientras que el reciclaje de metales como el aluminio y el acero disminuye la minería intensiva, que es altamente destructiva para el medio ambiente.
Además, el reciclaje contribuye significativamente a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. La producción de materiales reciclados generalmente requiere menos energía en comparación con la fabricación de productos nuevos a partir de materias primas vírgenes. Por ejemplo, se ha observado que la producción de aluminio reciclado utiliza solo el 5% de la energía necesaria para producir aluminio nuevo, lo que se traduce en una menor emisión de CO₂ (2).
La economía circular: Redefiniendo el desarrollo sostenible
Los avances tecnológicos de la revolución industrial permitieron que los bienes pudieran ser producidos en masa y esto sentó las bases para que se estableciera una economía lineal, la cual se basa en un sistema de producción y consumo, en el que se toman recursos para fabricar productos que no se utilizan en su máximo potencial y que eventualmente se convierten en desechos, siguiendo un modelo lineal de extraer-producir-consumir-desechar.
Este sistema lineal trajo ventajas como un mayor acceso a la población a productos y servicios, el desarrollo de sus economías y la disminución de la pobreza, sin embargo, el aumento en la población ha generado una mayor extracción de recursos finitos, la degradación de los ecosistemas y la pérdida de la biodiversidad (3).
Ante estos problemas ambientales, se comienza a cuestionar la forma en la que se gestionan los recursos y se fabrican los productos dando paso al surgimiento de un nuevo modelo económico, en donde la idea es desvincular la actividad económica del consumo de recursos finitos, así como el mantener a los productos y materiales circulando en el sistema a su más alto valor.
La economía circular es un modelo económico que se basa en la restauración y la regeneración a través del diseño, la cual pretende conseguir que los productos, los materiales y los recursos mantengan su utilidad y valor en todo momento.
De acuerdo con la Fundación Ellen MacArthur, la Economía Circular se basa en 3 principios impulsados por el diseño:
- Eliminar los residuos y la contaminación: Aunque pareciera que los residuos no se pueden evitar, la realidad es que estos son el resultado de elecciones de diseño, por lo que es importante siempre preguntarse, qué va a pasar con mi producto después de ser utilizado.
Algunas estrategias para cerrar el ciclo son:
– Mantener el producto el mayor tiempo posible en la cadena de valor. Un caso de éxito es la empresa Apeel, quienes a través del diseño de una cáscara compuesta de mono y diglicéridos, permite que las frutas y verduras mantengan su humedad y reduce la oxidación, por lo que los productos duran más tiempo en los anaqueles de los mercados (4).
-Cambiar la mentalidad de querer ser el dueño de los productos y priorizar aquellos servicios que te permiten compartir. Y este cambio lo podemos ver a través de las plataformas de streaming, que han permitido la distribución de contenido multimedia a través de nuestros dispositivos electrónicos.
-Reutilizar los productos, pero que siempre mantengan el mismo valor. Un ejemplo es el consumo de bebidas en botellas retornables, en donde los productos se reutilizan manteniendo el mismo valor, ahorrando recursos en su producción, por lo que los precios pueden ser más bajos, se produce menos basura y las personas promueven el consumo responsable; tan solo en México, alrededor del 50.6% de las botellas de bebidas listas para consumir son retornables y se reutilizan hasta 50 veces, según lo indica el artículo de Sustainable Brands (5).
-Reparar los productos en vez de desecharlos. Fairphone tiene una propuesta en la que a través de una suscripción puedes usar un celular durante los meses que quieras y al terminar el plazo, la empresa puede cambiar las piezas necesarias para que esté listo pueda ser utilizado por un nuevo usuario (6).
-Reciclar y recuperar la mayor cantidad posible de los materiales. Lush es una empresa que, desde sus inicios en 1995, ha reformulado sus productos para reducir su contenido de agua, dando como resultado versiones sólidas de champús, geles de ducha, lociones corporales, cremas y pastas de dientes.
Además, en 2008, iniciaron el programa Black Pot en el cual los clientes pueden llevar a las sucursales de Lush, cinco botes negros vacíos de cualquiera de sus productos a cambio de una mascarilla facial gratis.
Estos botes son enviados a sus fábricas en donde son lavados, triturados y remodelados en nuevos botes negros.
Estas estrategias han permitido que las empresas prioricen la selección de materiales en cualquier diseño, para que vuelvan a entrar en la economía al final de su uso, convirtiendo el sistema lineal en circular (7).
Circular los productos y materiales: Para evitar el desperdicio de materiales, es necesario que se mantengan en uso como componentes o materias primas.
Hay varias formas en que los productos y materiales pueden mantenerse en circulación, y para esto es útil pensar en dos ciclos fundamentales:
El ciclo técnico: Son los productos que no se degradan y son inadecuados para reincorporarse al medio ambiente, pero se puede conservar el valor de estos productos al reutilizarlos, compartirlos, repararlos, revenderlos o restaurarlos. Cuando un producto ya no se puede usar, sus componentes o materiales se pueden remanufacturar y reciclar.
El ciclo biológico: Son los recursos que provienen de productos que se generan en procesos biológicos y que se reintegran a la tierra a través de procesos como el compostaje y digestión anaeróbica.
Regenerar la naturaleza: La mayoría de los materiales se pierden después de su uso y la tierra utilizada para cultivarlos se agota de nutrientes. Si nos movemos hacia un modelo regenerativo, comenzamos a imitar los sistemas naturales y los desperdicios en la naturaleza se reducen.
Las prácticas agrícolas regenerativas permiten que la naturaleza reconstruya los suelos (lo que aumenta la biodiversidad) y devuelva materiales biológicos a la tierra, además ayuda a reducir las emisiones de GEI significativamente.
Bajo estos tres principios, los materiales nunca se convierten en residuos y permitimos que la naturaleza se regenere (8).
Desde una perspectiva ambiental, la economía circular ofrece numerosas ventajas. En primer lugar, promueve la eficiencia en el uso de los recursos, lo que reduce la presión sobre los ecosistemas naturales. Al diseñar productos para que sean duraderos, reparables y reciclables, se minimiza la generación de residuos y se facilita la recuperación de materiales valiosos al final de su vida útil.
Además, la economía circular fomenta la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías verdes. Por ejemplo, el diseño de productos modulares permite que las partes individuales sean reemplazadas o actualizadas sin necesidad de desechar todo el producto. Esto no solo reduce los residuos, sino que también impulsa la creación de empleo en sectores relacionados con la reparación y el reciclaje.
Desafíos y oportunidades
A pesar de los beneficios evidentes, la transición hacia un sistema de economía circular enfrenta varios desafíos. Uno de los principales es la necesidad de cambiar las mentalidades y los hábitos de consumo tanto de los individuos como de las empresas, por lo que es fundamental promover la educación y la sensibilización sobre la importancia del reciclaje y el diseño sostenible en todos los niveles.
Además, es necesario un marco legislativo y regulatorio que apoye la implementación de prácticas de economía circular, en donde los gobiernos pueden desempeñar un papel crucial al incentivar el reciclaje, la reutilización y la reparación a través de políticas fiscales y subsidios.
Conclusión
Como lo hemos visto, el reciclaje y la economía circular representan una oportunidad invaluable para mitigar los impactos ambientales negativos y avanzar hacia un futuro más sostenible. Al adoptar estas prácticas, no solo se conservan los recursos naturales y se reduce la contaminación, sino que también se crea un entorno propicio para la innovación y el crecimiento económico sostenible. Es imperativo que todos los sectores de la sociedad colaboren para hacer realidad esta visión, garantizando un mejor lugar para vivir para las generaciones futuras.