Análisis de Ciclo de Vida Personal

El Análisis de Ciclo de Vida (ACV), popularmente conocido como Life Cycle Assessment (LCA), constituye una herramienta fundamental para la identificación y cuantificación de los impactos ambientales asociados a un producto. Representa una metodología que permite comprender la amigabilidad ambiental de un producto a lo largo de todo su ciclo de vida, no solo en la producción y disposición final, que son las etapas comúnmente consideradas en cuanto a la sostenibilidad de un producto.

A pesar de su aparente simplicidad, el LCA es toda una ciencia. Para lograr una evaluación precisa del impacto ambiental total a lo largo de la existencia de un producto, es necesario considerar muchos factores. Esto implica tener en cuenta la materia prima utilizada, su origen geográfico, así como el transporte y otros materiales asociados. En el caso de productos comestibles, se deben considerar factores como el uso de suelo, semillas y fertilizantes. Posteriormente, se analiza el proceso de producción, destacando el uso de recursos, combustibles y servicios.

El transporte juega un papel crucial en todos los casos, sin embargo, existe una etapa específica destinada al traslado del producto final, teniendo en cuenta la distancia y los tipos de vehículos utilizados. Además, se examina el uso del producto, especialmente en casos de productos no desechables, como una televisión, que puede generar impactos a lo largo de toda su vida útil, demandando considerables cantidades de electricidad hasta su desecho. Finalmente, se aborda la gestión de residuos, que nuevamente implica transporte hacia el lugar de disposición final, ya sea para depósito, reciclaje o tratamiento.

Life-LCA

En el caso de los humanos, también tenemos un ciclo de vida. La etapas más conocidas incluyen: gestación, nacimiento, primera infancia, infancia o niñez, adolescencia, juventud, adultez temprana, adultez media y vejez. Para fines prácticos, nos centraremos las etapas: 1) nacimiento 2) juventud 3) adultez y 4) vejez.

El análisis de ciclo de vida personal, también conocido como Life-LCA, es una metodología en desarrollo, que busca facilitar la medición de todos los impactos ambientales de las personas. En concreto, determinar la amigabilidad ambiental de una persona a lo largo de toda su vida. La creencia popular es que el impacto individual de un ser humano es insignificante en el medio ambiente. Lo que es erróneo, porque el foco es demasiado limitado, no estamos hablando del famoso “granito de arena”, hablamos de la montaña que construirá a lo largo de toda su vida.

Aunque el Análisis del Ciclo de Vida (Life-LCA) se centra en una perspectiva general –es decir, en el resultado del impacto total y no por etapas– resaltando los principales patrones de consumo, resulta interesante visualizar los impactos característicos en cada etapa de la vida humana. A continuación, se presentan algunos de los principales impactos ambientales asociados a una persona “promedio” a lo largo de su vida.

Nacimiento

Durante los primeros años de vida, surgen numerosas necesidades que, al ser satisfechas, generan cantidades significativas de residuos. Un bebé utiliza aproximadamente 2,500 pañales y alrededor de 3,000 toallitas húmedas en tan solo un año. Estos pañales tardan aproximadamente 500 años en descomponerse, mientras que las toallitas requieren hasta 100 años. Anualmente, se desechan millones de kilogramos de ropa infantil, ya que los niños la dejan rápidamente. La ropa desechada en vertederos contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero y puede filtrar toxinas al suelo y al suministro de agua.

Los envases de plástico de un solo uso destinados al cuidado del bebé contribuyen significativamente a los más de 120 mil millones de unidades de envases generados por la industria de la belleza. La mayoría de estos envases terminan en vertederos, agravando la problemática ambiental. Además, muchos de estos productos contienen toxinas perjudiciales tanto para la salud del bebé como para la calidad del suministro de agua. Los juguetes de plástico, por su parte, pueden contener metales pesados peligrosos y, a menudo, se elaboran a partir de subproductos del petróleo, lo que no favorece a la salud del planeta.

Juventud

En este caso, la información disponible es más ambigua, ya que muchos datos coinciden en una media de los reportados para la infancia y la adultez, que se pueden tomar como referencia. No obstante, los impactos asociados a la juventud se centran en el consumo de energía y transporte, moda y ropa, residuos plásticos, alimentación, tecnología y dispositivos electrónicos, así como viajes y turismo.

Adultez

La adultez no solo es el periodo más extenso, sino que también implica la mayor actividad en la vida de las personas. Considerando la energía, el tiempo y la accesibilidad propios de las personas en esta etapa, también es fácil comprender que es la más impactante a lo largo de toda nuestra vida.

Tomando como ejemplo a una persona ligeramente por encima del promedio, se sabe que, en 2003, se consumieron 46 galones de refrescos por persona, lo que representó un aumento del 330% desde 1947. Entre el 30% y el 40% de los alimentos son desperdiciados. Los desechos de alimentos son el material más comúnmente llevado a vertederos e incinerado. En promedio, las personas desperdician un 50% más de alimentos que en 1970. Los desechos alimenticios representan aproximadamente el 22% del flujo de residuos sólidos municipales.

En 2015, se estimó que las extracciones totales de agua para todos los usos ascendieron a 322 mil millones de galones por día en Estados Unidos. El hogar promedio utiliza aproximadamente 240 galones de agua diariamente para usos en interiores y exteriores. En 2000, el consumo per cápita de todos los materiales fue de 23.7 toneladas métricas. En 2006, el consumo de materias primas fue de 13 toneladas por persona. En 2018, la persona promedio generó 4.9 libras de residuos sólidos urbanos (RSU) cada día, recuperándose solo 1.6 libras para reciclaje o compostaje. En 2018, se recuperó el 32.1% de RSU para reciclaje o compostaje, desviando 94 millones de toneladas de material de vertederos e incineradores.

Los conductores recorrieron más de 3.1 billones de millas en vehículos en 2021. La ocupación promedio de un vehículo de pasajeros es de 1.5, en comparación con 7.5 para un autobús de transporte público y 26.1 para un tren. El consumo per cápita de energía es de 2.56 galones de petróleo, 8.43 libras de carbón y 266 pies cúbicos de gas natural. El consumo diario de electricidad residencial es de 12.5 kilovatios-hora (kWh) por persona.

Vejez

Similarmente a la juventud, los impactos de la vejez son prácticamente los mismos que los de la adultez, variando en cantidad y frecuencia. En específico, una persona mayor presenta impactos como el consumo de energía, el uso de electrodomésticos, calefacción, refrigeración y otros dispositivos eléctricos, la generación de residuos (incluyendo nuevamente el uso de pañales en algunos casos), la movilidad, el consumo de agua, la alimentación y el uso de tecnología (siendo uno de los principales grupos de espectadores de televisión en la actualidad).

En relación con los patrones de consumo mencionados anteriormente, la literatura coincide en que el transporte es predominante en las categorías de impacto consideradas a lo largo de todo el ciclo de vida. La segunda categoría más importante es el consumo de energía y agua. Por su parte, los productos alimenticios, representan el tercer mayor contribuyente al cambio climático, aunque desempeñan un papel sobresaliente en las demás categorías de impacto.

Como dato adicional, los impactos totales de una persona equivalen a la emisión de 1.140 toneladas equivalentes de CO2, 4,48 ton SO2-eq., 1,69 ton PO4-eq. y 0,537 ton C2H4-eq. durante su vida. Los desafíos principales para la investigación incluyen la recopilación de datos durante la infancia, las inconsistencias en los datos existentes sobre bienes de consumo y la asignación y depreciación de productos de larga duración.

La línea de fondo

El Life-LCA es una herramienta que, sin duda, se convertirá en tendencia. Conocer en qué medida hemos impactado negativamente al planeta es crucial para visualizar un camino menos perjudicial para el futuro. Además, podría contribuir a promover tendencias en las comunidades respecto a la adopción de hábitos más responsables con el medio ambiente.

Comenzar a recopilar datos es esencial en este proceso. No implica necesariamente registrar todo nuestro consumo; es suficiente con tener una idea de nuestros hábitos y su frecuencia. También observar los cambios y sus efectos en nuestro día a día sería útil para dar seguimiento y notar qué áreas tienen un impacto más significativo. Esto, a su vez, facilitaría la toma de decisiones en cuanto a su eliminación, disminución o incremento, según sea necesario.

CSR Consulting se erige como referente en consultoría de sostenibilidad y economía circular, potenciando la competitividad empresarial mediante la implementación de estrategias de Responsabilidad Social Empresarial, Sistemas de Gestión y soluciones de Economía Circular. Nuestra excelencia está respaldada por distinciones como el Distintivo ESR, el Premio Europeo de Tecnología e Innovación y el reconocimiento de Small Business Awards. Hemos colaborado exitosamente con diversos sectores, desde telecomunicaciones hasta educación, y nuestro impacto trasciende fronteras, con proyectos en México, España, Chile, Ecuador, Brasil y Colombia. Si buscas transformar tu enfoque empresarial en pro de la sostenibilidad y el éxito, esperamos con entusiasmo ser tu socio estratégico en este viaje.

¡Únete a nuestro Newsletter de LinkedIn y mantente al día con tendencias de sostenibilidad, ESG y RSC! Suscríbete en: . ¡No te lo pierdas!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *