Reinvención del cuadro de mando para la era ESG

La Mesa Redonda Empresarial de Estados Unidos declaró en agosto de 2019 que el éxito de todas las empresas era gracias al ofrecimiento de valor de todos los grupos de interés, donde se reconoce que al enfocarse sólo en los accionistas, los problemas sociales de la degradación ambiental, desigualdad y pobreza son ignorados o incluso contribuidos por esas mismas empresas.

Las preferencias de los consumidores dieron un cambio en las categorías de productos elegidos para inclinarse hacia los productos más sostenibles. Y de la misma manera los empleados han optado por marcar la diferencia, quieren que sus empresas tomen decisiones socialmente responsables, los empleados de Amazon objetaron cuando la empresa despidió a dos empleados que habían exigido mayores precauciones de seguridad ante la pandemia de Covid-19, por dar un ejemplo. Los trabajadores que están satisfechos tienen el doble de probabilidad a quedarse 5 años en una empresa en comparación con los que trabajan solo por un sueldo semanal; lo que resalta los beneficios de la lealtad del trabajador como en la reducción de costos en contratación e incorporación, una mejor alineación de los empleados con la estrategia empresarial y una memoria institucional más sólida.

La cadena de suministro es un factor considerado por las empresas y en sus decisiones sobre los socios de la misma, tomando en cuenta aspectos ambientales y sociales, por ejemplo, por lo general se desconocen las condiciones de vida y trabajo de la multitud de agregadores locales, cooperativas y pequeños agricultores que se encuentran en el extremo más alejado de la cadena, en el caso de las empresas mundiales de alimentos. Gracias a las demandas de transparencia y rendición de cuentas, las organizaciones se enfocan en formar relaciones profundas y duraderas con precios que alivien la pobreza entre sus productos primarios, sostenible, neutro en carbono en procesos como producción, distribución y prácticas laborales seguras y éticas.

Las empresas han cambiado la forma de trabajar con sus clientes, empleados, proveedores, comunidades y gobiernos locales; ahora buscan satisfacer las expectativas tanto de los accionistas como de la sociedad, y así trabajar en colaboración con múltiples y diversos actores para implementar estrategias de ganar-ganar. Las colaboraciones con organizaciones sin fines de lucro pueden crear redes de suma positiva que crean valor económico y abordan problemas como la pobreza, exclusión social y degradación ambiental; estas estrategias pueden llevarse a cabo igualmente en regiones pobres y con alto desempleo de los países desarrollados, por ejemplo. Las organizaciones que crean estas alianzas estratégicas co-crean ecosistemas que incluyen a todos los grupos de interés para producir resultados transformadores para quienes no tenían un crecimiento económico favorable.

Las empresas deben de vencer diferentes obstáculos que sus sistemas de contabilidad y control les predisponen por la priorización de los recursos financieros. Las herramientas del cuadro de mando y el mapa estratégico son introducidos para superar estos obstáculos y mejorar su propio rendimiento y así alinear a través de las barreras en ecosistemas de crecimiento inclusivo mediante el sistema Balanced Scorecard (BSC). El cuadro de mando ofrece un marco para añadir métricas de rendimiento no financieras a las financieras tradicionales, y el mapa estratégico da una visualización de los objetivos estratégicos múltiples y vinculados de una organización. Estas herramientas describen las cadenas causales que suben y bajan de una empresa, trazando las etapas a través de la cuales se alcanzan los objetivos finales; y algunas organizaciones adoptan dichas herramientas para el reflejo de su interés en la aplicación de estrategias de triple resultado que abarcan el desempeño económico, medioambiental y social.

La inclusión de estas perspectivas significa que todo es evaluado por impacto medioambiental y social, además de su recuperación financiera, por lo que el rendimiento triple requiere de varios jugadores de múltiples sectores que se conviertan alineados en torno a un conjunto compartido de resultados deseados; incluyendo proveedores, distribuidores, cooperativas locales, organizaciones comunitarias, entidades de financiación pública e inversores de impacto y los beneficiarios finales. La inclusión de métricas para mejorar la salud, la educación y el empleo en las comunidades locales, además de mejorar el papel de las mujeres y la cohesión familiar, o las ambientales como la reducción de la deforestación, reducción de emisiones de GEI, agua más limpia, etc. son ejemplos puntuales de qué puede ser incluido en el Balanced Scorecard. Para lograr la alineación del ecosistema, y que sea eficaz, es necesario que cada jugador debe saber cómo todas las demás partes interesadas ganarán valor al participar.

Aquí dos ejemplos de dos empresas pioneras en la ejecución de ducha estrategia.

Referencia

Kaplan, R. S., & McMillan, D. (2021, February 3). Reinventando el cuadro de mando equilibrado para la era ESG. Retrieved November 29, 2021.

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